viernes, 2 de noviembre de 2007

CUERPO Y MENTE

Una vida constructiva y preocupada por los demás en la cual uno siempre es creativo, y avanza y abre a nuevos escenarios, es una vida verdaderamente sana.

La buena salud es un deseo universal de los seres humanos. Aunque uno tenga mucha riqueza y poder, esto es algo que, sin buena salud, no se puede disfrutar. La salud es nuestra más preciada posesión.
Es algo que sé por experiencia. Desde temprana edad sufrí por causa de una salud débil y con el tiempo contraje tuberculosis. Mis condiciones empeoraron tanto que a veces parecía ser que con suerte, tal vez, llegaría a cumplir 30 años.

Mi familia no podía costearse el hacerme ver de un médico para que recibiera un tratamiento regular y como además había una terrible escasez de comida, no podía alimentarme bien. Todo lo que podía hacer era tratar de cuidar mi propia salud, sobre la base de lo que encontraba en una revista llamada Consejero de Salud.

El haberme enfrentado a la posibilidad de una muerte temprana me permitió percatarme de lo valioso que es cada momento de la vida. Fue así que me determiné a lograr todo cuanto pudiera mientras estuviera vivo sin perder un minuto y ha sido gracias a mi enfermedad que me he visto motivado a extraer de cada día de mi vida el valor de una semana o un mes.
Me siento feliz de poder decir que recientemente cumplí setenta años y que gozo de buena salud. Pero me siento agradecido que mi propia experiencia de salud me ha ayudado a comprender los sentimientos de quienes están enfermos.

Además del dolor físico, los sentimientos de una persona enferma son siempre vacilantes. Las cosas más pequeñas pueden afectarlas y sus pensamientos muestran la tendencia a ser pesimistas. Quienes están enfermos siempre tienen que luchar contra el tormento, preguntarse a sí mismos sobre su enfermedad y sobre cuándo se recuperarán.

Siento que quienes están al lado de un enfermo deberían cuidarse de no contestar todas las expresiones de angustia con un “no te preocupes” o “no sigas”. En vez de siempre tratar de levantarle los ánimos al enfermo, escuche con paciencia lo que esa persona le quiera decir. Reconózcale sus temores. El sólo saber que lo que uno siente es reconocido suele ser de gran alivio. Esto tal vez sea más fácil de comprender para quien ha sufrido una enfermedad.

Debido a que la enfermedad puede forzarnos a que nos hagamos un examen de nosotros mismos, de nuestra propia existencia y de nuestra propia vida, puede ser que, en realidad, la enfermedad sea una importante y valiosa fuente de motivación.
En la medida en que nos esforzamos por vivir y recuperar la salud, nos vemos ante la reflexión sobre preguntas tan fundamentales como “¿Vivir para qué?” y “¿Tener salud con qué objeto?”
Según las palabras de un escritor suizo: “Así como un río que fluye agita la tierra y enriquece los campos, la enfermedad agita y enriquece el corazón de todas las personas. Aquél que verdaderamente comprende la enfermedad y sobrevive a ella, se vuelve más profundo, más fuerte y más grandioso y, además, capta ideas y creencias que antes le eran incomprensibles.
La lucha con la enfermedad nos hace comprender la vida humana con mayor profundidad y nos capacita para que desarrollemos verdadera fortaleza interior.
En este sentido, la enfermedad no es algo de lo que haya que avergonzarse. Lo importante es no permitir que la enfermedad nos robe lo mejor de nosotros.

Tuve el privilegio de conocer a Norman Cousins quien escribió varios libros sobre la enfermedad y sobre cómo sobrepasarla. Cuando Cousins tenía 49 años cayó presa de la enfermedad del colágeno, posteriormente cuando tenía 65 años, padeció de una enfermedad cardíaca. A pesar de ello, logró sobrepasar ambas enfermedades y regresar del umbral de la muerte.
Cuando fue atacado por la enfermedad del colágeno, su médico le dijo que sólo tenía una entre quinientas posibilidades de recuperarse totalmente. La reacción del señor Cousins, según aparece en su obra Una anatomía de la enfermedad fue: “Me quedó muy claro que si yo iba a ser ese uno entre quinientos, lo mejor sería que me decidiera a no limitarme a ser un observador pasivo.”

Con la captación y cooperación de su médico, Cousins logró probar un extraordinario nuevo tratamiento. Como resultado, resultó ganador al vencer una enfermedad que, por lo general, es fatal. Aunque su médico cooperó con él y lo ayudó, fue la gran fuerza de su voluntad de vivir lo que en realidad produjo este “milagro”.

Otro punto que el señor Cousins destaca es que, a pesar del hecho de que nuestro cuerpo está dotado, de un modo natural, de fuertes poderes autocurativos, demasiados pacientes toman la decisión de que no está en sus manos curar su enfermedad.

A este respecto el señor Cousins escribe lo siguiente: “He aprendido a jamás subestimar la capacidad de la mente y el cuerpo humano para regenerarse, aun cuando las perspectivas luzcan desastrosas. La fuerza vital puede que sea la fuerza menos comprendida en el mundo.”

Así solía decir el señor Toda, mi maestro, el cuerpo humano es como una gigantesca industria farmacéutica, capaz de producir el medicamento requerido para combatir cualquier enfermedad. El señor Toda comprendió que la medicina moderna apenas está comenzando a hacer uso de los extraordinarios poderes curativos del cuerpo y la mente del ser humano.

Más que nada, creo que es la esperanza lo que libera estos poderes curativos. Esto es algo que cada persona puede hacer brotar desde adentro. Si las personas que están cerca de un paciente son optimistas de un modo natural y no forzado, esto puede también ayudar a guiarlo hacia la esperanza, hacia la vida y la recuperación. La influencia que ejercen unas personas sobre otras, toma formas imperceptibles y hay una especie de “fuerza gravitacional” en las emociones.

De igual modo, para que un tratamiento médico funcione debe haber una relación de confianza entre el paciente y su médico. Los seres humanos no somos máquinas y el tratamiento para una enfermedad no es equivalente a la reparación de una pieza de un equipo mecánico.

Desde tiempos ancestrales el budismo ha enseñado que el cuerpo y la mente, y que el individuo y la sociedad están profundamente interconectados y, hoy en día, más y más personas se están dando cuenta que los aspectos psicológicos y sociológicos de la salud no pueden ser ignorados.

Creo que la sabiduría es un factor clave para mantener la salud y para prevenir las enfermedades antes de que ocurran.
De igual modo, en mi opinión, si uno comienza a sentir que ayudar a los demás es una carga, tanto nuestra mente como nuestro cuerpo pueden estancarse y volverse vulnerables a la enfermedad.

Si yo tuviera que proponer cuatro principios básicos para la salud, éstos serían los siguientes:
1) Descansar y dormir lo suficiente; 2) Caminar regularmente; 3)
Evitar el enfado y el mantenerse enfadado y 4)

No comer demasiado. Aunque esto pueda parecer simplista, son aspectos muy básicos y muy importantes.

La salud es mucho más que, simplemente, no enfermarse.

Es un estilo de vida pleno de sabiduría, balance y esperanza, una vital armonía de cuerpo y mente. Una vida constructiva y preocupada por los demás en la cual uno siempre es creativo, avanza y abre a nuevos escenarios, es una vida verdaderamente sana.

Por DAISAKU IKEDA:


sábado, 27 de octubre de 2007

Ladron de corazones

EL LADRÓN DE CORAZONES
Mi abuelo duerme la mayor parte del camino y ni siquiera se da cuenta, cuando el tren se detiene o cuando vuelve a partir... Pero es mejor así, que duerma y me deje solo con mis pensamientos, ahora sobretodo que subió esa monja con esa hermosa niña... Que extrañas se las ve... Mis padres dicen que aún soy demasiado joven como para preocuparme por los avatares de la vida... Sin embargo, ¿cómo no he de preocuparme de este pobre destino carente de sentido que el hombre se ha creado para sí mismo? Basta con mirar a mi abuelo por ejemplo... Yo no quiero ese triste final para mi... Quizás el de esa monja sea mejor... Si, orarle al Señor es mejor que dormir. A ratos, esa niña me sonríe y casi me animo a iniciarle una conversación pero esa monja me detiene, se la ve tan extraña con ese hábito tan raro...
-¿Vas para la Gran Montaña? - Me preguntó por fin aquella hermosa niña.-Si -le contesto- Es mi regalo de cumpleaños... ayer cumplí 13 años.-¡Ayer! Entonces a mi también me gustaría regalarte algo...-¿De veras? -le contesto verdaderamente sorprendido, mientras la monja reza en su rosario una oración continua. Seguro que también está escuchando nuestra conversación; pero, realmente parece tan concentrada en su oración, como si estuviera conversando con Dios...-¡Claro! -me responde muy segura mi pequeña amiguita... Y luego se acerca para decirme muy bajito al oído:-¡Bajémonos en la siguiente estación sin que nadie se de cuenta!-¿Qué?... ¡pero, y mi abuelo!... ¡y la monja!...-Ella es mi tía... No se darán cuenta. No te preocupes.
Realmente estoy muy sorprendido con esta fantástica invitación... pero sólo de pensar en el abuelo y la monja todo me aterra... ¡Y ya estamos tan prontos a la próxima estación! ¿Lo haré verdaderamente?... En todo caso, la hermosa niña no se ha dado cuenta de mis temores y más bien se la ve muy animada contemplando el bello paisaje por la ventana... Hasta que se acerca de nuevo y me dice muy bajito al oído: -¡Vamos ya!
Y yo ya no puedo negarme. Me levanto como un resorte ante su llamado y voy detrás de ella mientras el abuelo duerme y la monja parece orar o meditar... ¡Y ya estamos en el anden! La niña me toma de la mano y... ¡echamos a correr hacia el campo! ¡Hacia el Gran Bosque! Hasta que escuchamos el silbido del tren que se va...
-¡Se fue el tren! -le replico terriblemente angustiado...-No te preocupes -me responde ella- Luego podemos tomar el próximo tren para alcanzarlos. ¡Ahora vamos, vamos antes de que nos gane la Gran Noche! -y de nuevo me toma de la mano y seguimos corriendo y corriendo por este Gran Bosque hasta llegar a la orilla del hermoso río Yamuna...-¿Y que hay aquí? -le pregunto muy intrigado.-¡Tu regalo de cumpleaños! Entonces nos escondemos presurosos tras los follajes para contemplar en silencio el hermoso río y su mística orilla... En tanto, los animales del bosque, los árboles, las piedras, el camino, el mismo río y todos, se han aquietado mágicamente... esperando... Hasta que por fin, hace su aparición en el cielo estrellado, la más hermosa Luna Dorada del año... escuchándose de pronto, una divina melodía que viene de una dulce flauta al mismo tiempo que llegan danzando ¡decenas de niños y niñas a la mística orilla! ¡Son muchísimos y cada uno muy dulce y muy bello! Pero los niños... ¡todos son UNO MISMO!... ¡Si, es un mismo bello rostro expandido en millones de estrellas como frescas gotas de agua de rocío!...
-¡Él es Hari! ¡Hari! ¡El Ladrón de Corazones! -me dice muy bajito mi pequeña amiguita- Y esta es Su Danza Rasa... Su Danza de Amor con toda la Humanidad, donde Él nos roba nuestros corazones...
¿Hari? ¿Hari? Me pregunto una y otra vez... ¿Él es Hari? ¡¿Y es el Mismo Hari Quien está tocando esa divina flauta que me está enloqueciendo?! ¡¿No estaré soñando?! ¡¿No será todo, nada más que un dulce y adorable sueño?! ¡Oh, Hari, Hari! ¡Me estás enloqueciendo! ¡Cómo anhelo ardientemente ser mirado por Ti, ser tocado por Ti! ¡Oh, Hari, Hari! ¡Roba mi corazón! ¡Si no robas mi corazón, me moriré, me moriré, seguro que me moriré! Y de repente, una de aquellas mágicas pastorcillas se nos acerca y nos invita a entrar a ese Gran Círculo Divino... Por supuesto que sin pensarlo, mi pequeña amiguita se levanta feliz y lista para correr hacia ese mágico destino... Pero cuando me tiende la mano, yo lo dudo aterrado, como un condenado a muerte, cobarde e indeciso... Porque en cuestión de segundos recuerdo a mi abuelo, a mis padres, mi escuela... mi casa... mis deberes... ¡Y no se si ir o no!... Pero entonces... Como tocado por la gracia divina, también recuerdo de inmediato el destino infeliz de aquel triste abogado, que cuando fue niño, tuvo la oportunidad de quedarse para siempre en un "Jardín Encantado"... ¡Pero no entró! ¡No entró!... porque más fuerte fue el llamado del mundo y sus deberes... y perdió para siempre esa única oportunidad de entrar al mundo Divino; lo que lamentó por el resto de su vida, hasta que murió al pie de esa gran pared... buscando desesperadamente aquella puerta desaparecida por los años o cubierta a los ojos de toda externa visión... ¡Pero eso no pasará conmigo, no, no y no! Yo prefiero ir de la mano de mi pequeña amiguita y entrar con ella para siempre a ese mundo del Amor Divino donde los niños juegan eternamente con Hari, el Gran Ladrón de Corazones...


Epílogo

Comprenderán ustedes, que fue muy terrible para mi despertar en el último andén y no encontrar a mi muchacho. Nadie puede decirme nada aún acerca de él. Sólo lo que aquella monja me dijo, que lo vio bajarse en esta estación... Pero aquí no hay rastro alguno... ¿O será verdad lo que dicen estos moradores... qué con toda seguridad, él fue hechizado y raptado por una de esas pastorcillas que todas las noches de luna llena salen a robar corazones para Hari, el Gran Ladrón de Corazones?... ¡¿Y ahora?! ¡¿Cómo voy a llegar a casa sin mi nieto?! ¡¿Qué hago?! ¡Ojalá me hubiera ido con él!

- Ganga G. Dasi -

viernes, 26 de octubre de 2007

El alma social


El despertar de una nueva Conciencia basada en nuevos Principios y Valores, es el primer paso hacia la antesala de una renovadora conducta para forjar el nuevo destino del hombre frente al dilema social. Concientizar como parte integrante de nuestra realidad la presencia de una verdadera sabiduria, inmersa en un continente inexplorado y desconocido, es uno de los primeros desafíos al que se verá expuesta la humanidad.
Este continente es el reino de los Intangibles.
Lo Tangible y lo Intangible ha desafiado al mundo del conocimiento humano por antiquísimas edades, trasladando hasta hoy todo su potencial, no descifrado ni comprendido hasta hoy.
La tendencia Global enfocada hacia el materialismo y la necesidad, alejó paulatinanmente al hombre de la sabiduria y el conocimiento impreso en el reino de lo Intangible.
A mayor conducta material, mayor criterio de tangibilidad, esto ha conducido inexorablemente al estado actual a la humanidad, perdiendo de vista los verdaderos principios y valores, que tienen sus raices en el Reino de lo intangible.
Para el hombre actual, hablar de lo intangible es hablar de irrealidad, esta antigua creencia generada por la decadente cultura de lo material, ha devastado la invaluable aptitud de servicio del hombre, minando en su memoria la cultura de lo intangible.
Lo intangible llega, cuando sale a nuestro encuentro la necesidad de una profunda y radical transformación en el género humano.
Hoy, más que nunca, se torna necesario inclinar la balanza hacia una conducta basada en el equilibrio de lo Tangible y lo Intangible.
Indudablemente, la excesividad de lo tangible ha llevado a toda la humanidad a una conducta de escasez, tanto económica como espiritual, dejando entrever la ausencia de verdadera efectividad, en ambos campos del comportamiento social.
Hoy se requiere manifestaciones que tiendan a gestar un sano equilibrio entre lo Tangible e Intangible.
Cuando las afinidades, conductas, relaciones y comportamientos hoy apoyados en una lógica Intangible sean comprendidos y aceptados como parte de la evolución social del género humano, estaremos al borde de una renovación de los altos principios y valores, que han dado origen a toda sociedad humana.
Esta restauración de la conciencia social, nos dejará expuestos a una nueva interacción entre ambos estados, Tangible e Intangible.
Es así, como una tenue voz es emitida desde el Reino de lo Intangible, susurrándonos el reencuentro de los Hombres con los Hombres.
Despertando la conciencia de todos aquellos que buscan el verdadero bien del mundo y de toda la humanidad.
La Conciencia de lo Intangible es una poderosa herramienta para el desarrollo de una realidad oculta hasta hoy, capaz de trascender el tiempo y el espacio, capaz de contener el origen de todo lo tangible, y de conducir al mundo a una profunda restauración para hacer resplandecer su luz y su incipiente madurez.
Pero esto solo puede suceder si creemos positivamente en un futuro pleno de verdadera paz y prosperidad entre los hombres.
Concientizar lo intangible es concientizar el poder de la Creencia como matriz de toda Creación.

- Marcello G. Martorelli -

miércoles, 24 de octubre de 2007

Paz y equilibrio



"No son las demás personas ni las circunstancias las que nos perturban, sino más bien nuestros propios pensamientos y actitudes sobre esas personas y circunstancias que nos producen inquietud"
(G.C. Jampolsky)

La paz con uno mismo y con los demás es hermana gemela del equilibrio, y si de verdad deseamos la paz, necesariamente habremos de poner fin a las hostilidades, luchas e inquietudes que fatigan el cuerpo y el espíritu. El equilibrio nos vendrá siempre del interior, de la aceptaci6n propia y de la aceptaci6n de los demás. Por el contrario, la intranquilidad y el desasosiego tienen como fuente primordial la batalla que todos libramos en nuestra propia mente al proponemos objetivos incompatibles, en conflicto, ya que hacemos depender nuestra paz interior, nuestro equilibrio, de que los demás cambien.
Es frecuente que achaquemos nuestros estados depresivos, nuestro mal carácter, nuestra desidia o nuestra desgracia a que familiares. amigos, compañeros de trabajo, vecinos o conocidos no respondan exactamente con su conducta a las expectativas concretas que teníamos sobre ellos, ni persiguen el objetivo que nosotros les habíamos fijado. Perdemos los nervios, nos desequilibramos y atormentamos porque los demás no amoldan su vida y su conducta a la nuestra y por eso les acusamos de ser la causa de nuestras desdichas y de que vivamos tan alterados.
Es absurdo hacer depender nuestro equilibrio, nuestra felicidad, nuestra paz interior del cambio de conducta que lleven a cabo otras personas en relación con nosotros, sencillamente porque al proponemos como meta cambiar a otra persona, le estamos otorgando el poder de decidir si disfrutaremos o no de paz y de felicidad. No existe una pretensión o una actitud más inmadura e infantil y, sin embargo, pocos adultos llegan a comprender en su vida que la paz, la madurez mental y el equilibrio son siempre un proceso interior, dinámico y privativo de cada individuo.
Es cada persona quien decide, elige y crea su propio clima interior y exterior de equilibrio y de paz, precisamente fomentando en su mente pensamientos de paz, equilibradores, de acogida y de amor.
Si no aceptamos a los demás como son, con sus limitaciones y defectos, damos entrada en nuestro corazón al desasosiego, las lamentaciones y los sentimientos negativos y de destrucción- Es cada persona, ella solita, quien crea sus propios estados depresivos, de frustraci6n, de venganza, de confusi6n y de ira al plantearse objetivos en conflicto, uno de los cuales, quizá el más grave, sea el hacer depender el propio equilibrio, la paz mental de los cambios que realicen otras personas. Son nuestros pensamientos quienes deben cambiar para lograr el equilibrio.
¿Cómo puede encontrar cualquiera su propio equilibrio personal y mantenerlo? Con la auto observación, con la vigilancia interior Cada vez que te descubras a ti mismo culpando a otros de tus desgracias y problemas, pretendiendo cambiarles para que se amolden a tus deseos y pretensiones, estás alentando tu propio desequilibrio. Siempre que dentro de ti, en tu mente o en tu corazón se produzca una reacci6n desequilibrada, equilíbrala al instante recurriendo al amor, la comprensi6n, el perd6n y la generosidad.
Por una vez y sin que sirva de precedente, termino esta página con unas cuantas máximas que me ha mandado sobre el equilibrio un asiduo lector de Jerez de la Frontera, Manolo Rincón:
Ocuparme menos de mí mismo y prestar más atención a lo que necesiten los demás, sobre todo mi familia. Lo importante son los afectos que nos unen a nuestros seres queridos.
Renunciar a toda vanidad y pretensión de superioridad frente a los demás. Tratar de resolver mis problemas y progresar mediante el trabajo y el estudio.
Reconocer mis errores y tratar de corregirlos, sin dramatismo, pero con prontitud y firmeza.
Mantener siempre mi talante optimista para afrontar la vida con decisión, serenidad y alegría.
Conducirme en todo momento con rectitud y honestidad, respetando y aceptando a los demás.
No dejarme influir por ciertas pretensiones y actitudes apremiantes o descalificadoras de quienes necesitan autoafirmarse en detrimento de los demás.
No responder jamás a provocaciones, ni entrar en discusiones inútiles acerca de la valía personal.
Decir no cuantas veces sea preciso cuando no esté de acuerdo con aquello que se demande de mí.
Aceptar la vida con sus dudas e incertidumbres, tratando de mejorar aquello que de mí dependa y no agobiarme por dificultades y fracasos.
No perder el tiempo con quejas inútiles ni caer en la trampa de juzgar, criticar y descalificar a los demás.

Por el psicólogo y psicopedagogo: BERNABÉ TIERNO

martes, 23 de octubre de 2007

Sólo Ser


Existe un cierto sentido de paz interna y serenidad que vas a experimentar cuando te permitas a ti mismo "sólo ser". Por algunos minutos cierra tus ojos y calma tu mente y sólo sé. Enfócate en tu respiración y mantén un silencio interno.Reflexionar en las palabras "sólo ser" tiene un efecto reconfortante para mucha gente. Trátalo y ve cómo te hace más calmado y más apacible.

jueves, 18 de octubre de 2007

No nacemos perfectos



No nacemos perfectos

Es posible que durante el día hayas cometido algunos errores. Que no todo haya resultado tan bien como hubieras querido. Quizás no supiste expresarte bien en alguna situación o tus emociones te traicionaron en tu relación con una persona.

Es natural que así suceda pues no nacemos perfectos. Sin embargo, eres perfectible. Puedes mejorar cada día un poco más. Aquí te explico un método infalible para lograrlo.

En la noche, cuando tengas unos minutos de calma y aislamiento, revisa tus acciones del día. Recuerda aquellas situaciones en las que te gustaría mejorar tu comportamiento, tus palabras, emociones, actitud corporal, sentimientos, etc.

Ahora, imagínate actuando de manera perfecta. Visualízate comportándote como una persona exitosa, amorosa, feliz, positiva, constructiva y solidaria. En tu imaginación, te expresas con las palabras precisas, tus sentimientos son muy positivos y haces lo correcto.

Estas imágenes se irán grabando en tu poderosa mente interior y cuando te encuentres en situaciones semejantes en el futuro, comenzarás a comportarte conforme a esas imágenes. Así, cada día, tu relación en el mundo será mejor consiguiendo más armonía en tu vida.

miércoles, 17 de octubre de 2007

Zen Music Fly my Soul

Armonia

Create buenos habitos


¡Hoy en día tenemos tantos problemas y asuntos que resolver! Y a veces parece como si nadie se diera cuenta de todo lo que tenemos que resolver al mismo tiempo: trabajar, estudiar, encargarnos del hogar, ajustar nuestro presupuesto y seguir cumpliendo con nuestras responsabilidades, Parece imposible que en medio de tantas preocupaciones y contratiempos, podamos conservar la serenidad para resolver todo sin caer en la desesperación ni afectar a los demás con nuestra impaciencia.El valor de la serenidad nos hace mantener un estado de ánimo apacible y sosegado aún en las circunstancias más adversas, esto es, sin exaltarse o deprimirse, encontrando soluciones a través de una reflexión detenida y cuidadosa, sin engrandecer o minimizar los problemas.Cuando las dificultades nos aquejan fácilmente podemos caer en la desesperación, sentirnos tristes, irritables, desganados y muchas veces en un callejón sin salida. A simple vista el valor de la serenidad podría dejarse sólo para las personas que tienen pocos problemas, en realidad todos los tenemos, la diferencia radica en la manera de afrontarlos.Con el fin de conocer mejor la importancia de la serenidad, primero debemos hacer conciencia de algunas realidades que nos impiden lograr desarrollar este valor con eficacia:- No podemos abandonar nuestras ocupaciones habituales y escaparnos a algún lugar lejano para meditar con tranquilidad; dejarnos arrastrar por la tristeza; trabajar con menos intensidad, o esperar a que alguien tome nuestro problema en sus manos y lo resuelva.- Toda dificultad ve más difícil y más grave que las anteriores (máxime si en el momento se agrega a otras que ya tenemos).- Nos empeñamos en encontrar la solución casi de manera simultánea al surgimiento del problema, algunas veces se da, pero no siempre. Por lo general toda situación requiere un consejo o un análisis profundo y detenido.- En estado de tensión, por nuestra mente pasamos y repasamos las mismas palabras, las mismas opciones y los mismos pensamientos sin llegar a nada y aumentando nuestra ansiedad, perdiendo tiempo, energía y buen humor.La serenidad no se da con el simple deseo, si así fuera, no tendríamos tiempo de sentirnos intranquilos o desesperados. Usualmente reaccionamos y actuamos por impulsos, privando a nuestra inteligencia de la oportunidad de conocer y dilucidar todas las aristas del problema. Revisemos cuatro ideas básicas para generar serenidad en nuestro interior:- Evitar “encerrarse” en sí mismo: Encontramos mejores soluciones cuando buscamos el apoyo y el consejo de aquellas personas que gozan de nuestra confianza (los padres, un buen amigo, algún director espiritual, un profesor, etc.) , porque sabemos de antemano que su opinión estará siempre de acuerdo a la razón, la verdad y la justicia.- Concentrarse en una labor o actividad: Parece contradictorio pensar en mantener la atención rodeados de tanta tensión y preocupación, pero es posible salir de ese estado encaminando nuestros esfuerzos a realizar nuestras labores con la mayor perfección posible. Lo que necesitamos es liberar nuestra mente, salir del círculo vicioso y estar en condiciones de analizar las cosas con calma. No existe mejor distracción que el propio trabajo y la actividad productiva.- Gozar de la alegría ajena: Normalmente las personas que nos rodean se percatan de nuestro estado de ánimo. ¿Por qué volvernos chocantes y agresivos? Los hijos, el cónyuge, los compañeros de trabajo no tienen la culpa, tampoco son indolentes a nuestro sentir, simplemente intentan hacernos pasar un momento agradable, no debemos alejarnos, ni rechazar estas pequeñas luces que iluminan nuestro día. Escucha las anécdotas, sonríe, ayuda a tus hijos a hacer la tarea... ¡Aprovéchalos!- Cuidarnos físicamente: Parece elemental y obvia esta observación, pero hay personas que se sienten afectadas de tal modo que dejan de comer y dormir por sus preocupaciones. Todos sabemos que las personas se vuelven más irritables ante la falta de alimento y descanso, por lo tanto, este descuido merma nuestra capacidad de análisis y decisión.Seguramente todos hemos tenido la experiencia de “distraernos del problema” sin darnos cuenta; cuando volvemos a ser conscientes del mismo, nos sentimos liberados de la ansiedad y el pesimismo, es entonces cuando podemos pensar y decidir.La serenidad hace a la persona más dueña de sus emociones, adquiriendo fortaleza no sólo para dominarse, sino para soportar y afrontar la adversidad sin afectar el trato y las relaciones con sus semejantes.

martes, 16 de octubre de 2007

Aqui y ahora



AQUÍ Y AHORA.

Una chica a la que enseño me preguntaba: "Cómo puedo centrarme en el presente, si tengo que preparar la comida y para ello preveer la compra, u organizar todo tipo de tareas en las que tengo que mirar hacia el futuro", al lo que yo le respondí: "Cuando decimos vivir el presente, aquí y ahiora, no quiere decir que no contemos con el futuro, pues, efectivamente, siempre tenemos que realizar tarea con miras a un futuro, inmediato o más tardío. Vivir el presente, aquí y ahora, significa estar especialmente atento a lo que se está haciendo en el preciso momento en que se está haciendo, procurando no distraer ni desviar nuestra atención hacia otras acciones, planteamientos, etc, distintos de los que nos ocupan principalmente. Es decir, si estás caminando hacia el supermercado, centras tu atención una y otra vez en cualquier objeto, o en varios alternativamente, que intervengan de forma activa en esa acción, como pueden ser la sensación y el movimiento de tus pies al caminar hacia él, el aire al entrar por tu nariz, el olor, la brisa en la cara, en las manos, los sonidos...Y mientras hacemos esto procuramos no distraernos juzgando si nos gusta o nos molesta, sencillamente observamos, experimentamos las sensaciones de la acción que estamos llevando a cabo. Si pensamos en lo que necesitaremos (futuro), lo haremos plena y atentamente, aquí y ahora, aunque nuestro pensamiento se refiera a una acción futura, nosotros seremos muy conscientes, mediante nuestra atención, de lo que estamos pensando en el momento presente.
Ese sería el modo correcto, el modo incorrecto sería no antendiendo a lo que estamos haciendo en el momento presente, sino corriendo detrás de los impulsos, compulsiones o acontecimmientos que nuestra mente marque: Caminando hacia el supermercado (por continuar con el mismo ejemplo), preocupados y corriendo en atender supuestos imaginarios que nada tienen que ver con el tiempo, la experiencia, presente; pensando en llegar antes para...?, haciendo la lista de la compra al tiempo que atendemos otra cuestión sin haber terminado correctamente dicha la lista ni esa otra nueva cuestión, a la que le sigue otra otra, queriendo acabar rápidamente cualquier tarea para comenzar la siguiente, y asi sucesivamente, hasta que acaba el día sin haber disfrutado, ni poco ni mucho, de ese irrepetible día lleno de irrepetibles momentos.